Evangelizando a los sobrevivientes del aborto
El Rev. Frank Pavone sirve como Presidente del Concilio Religioso Nacional Pro-vida
Los predicadores del Evangelio en nuestros días, especialmente para aquellos nacidos desde Roe v Wade [22 de enero de 1973], no pueden ignorar el fenómeno de los “sobrevivientes del aborto”. ¿Qué sucede con nuestro panorama psicológico cuando crecemos en una sociedad que dice, que por ley y por un pensamiento cultural dominante, tu vida es desechable y que tu nacimiento está sujeto a la “decisión” de otra persona? ¿Cómo se ven los jóvenes a sí mismos y a sus compañeros a la luz del hecho de que “la palabra persona…no incluye al aún no nacido?” (Roe v Wade, 158). Aún más, ¿Cómo afecta el ser de un sobreviviente del aborto la forma en que los niños de hoy y los jóvenes escuchan el mensaje del Evangelio del amor incondicional de Dios?
El Dr. Philip Ney y Marie Peeters-Ney han hecho investigaciones innovadoras en esta área y han escrito específicamente en cuanto a los desafíos de evangelizar a los sobrevivientes del aborto.
Ellos ha identificado diez diferentes tipos de sobrevivientes del aborto:
Sobrevivientes estadísticos son aquellas personas que sobrevivieron en países o ciudades donde hay una alta probabilidad estadística de que podrían haber sido abortados.
Sobrevivientes deseados son aquellas personas cuyos padres cuidadosamente deliberaron acerca de si abortarlos o no. Ellos pueden haber calculado, consultado, y discutido la posibilidad.
Sobrevivientes hermanos son aquellas personas nacidos en familias donde uno o más de sus hermanos fueron abortados.
Sobrevivientes amenazados son niños cuyos padres han utilizado el aborto como una amenaza, inclusive si nunca lo consideraron durante su embarazo: “¡Niño miserable, malagradecido…debí haberte abortado!”
Sobrevivientes discapacitados son aquellas personas quienes debido a defectos del desarrollo u otras circunstancias, por lo general serían abortados. De hecho, a menudo se preguntan si sus padres los habrían abortado si hubiesen sabido de sus defectos.
Sobrevivientes de casualidad son niños quienes hubiesen sido abortados si la madre hubiese podido tener un aborto. El aborto fue impedido por falta de dinero, tiempo, permiso, o disponibilidad.
Sobrevivientes ambivalentes son hijos de padres que no podían decidir en cuanto al aborto y se tardaron hasta que era demasiado tarde. Estos niños están envueltos en la continua ambivalencia de sus padres, y pueden preguntarse si todavía podrían ser aniquilados.
Sobrevivientes gemelos son personas cuyo gemelo fue abortado. Los gemelos se comunican, se tocan, e inclusive se acarician en el vientre. La pérdida del gemelo por medio del aborto es profundamente sentida y a menudo causa que el sobreviviente tenga tendencias suicidas.
Sobrevivientes del intento de asesinato son personas que sobrevivieron un intento real de aborto. A más del daño físico que a menudo es causado, ellos sufren intensas luchas sicológicas, pesadillas, identidades confusas, y un temor a los doctores.
Sobrevivientes asesinados son niños que sobrevivieron un aborto por poco tiempo, y fueron subsecuentemente asesinados por el personal del aborto o simplemente fueron dejados a morir.
Los sobrevivientes del aborto, para ponerlo simplemente, viven sobre un piso tambaleante. “¿Si mi madre me pudo haber abortado, de qué vale mi vida?” Estos individuos viven con una ausencia de valor y un sentimiento de inminente condena. Ellos sufren de ansiedad existencial y culpabilidad de sobreviviente. Ellos son “deseados” en vez de “bienvenidos”. Cuando alguien es “deseado”, él o ella llenan las necesidades o demandas de otro. Cuando uno es bienvenido, por otra parte, su valor es reconocido a pesar de las reacciones o actitudes del otro. Un sobreviviente del aborto escribió, “Mis padres siempre me dijeron que me habían deseado. A menudo me pregunto- ¿qué hubiese pasado si no me hubiesen deseado? Siento que debo permanecer deseado. Ser deseado significa existir”. Otro escribió, “Yo no tuve ningún derecho de existir. Todavía soy un niño tratando de encontrar un lugar en este mundo…Yo he tenido tantas preguntas sin respuesta que no podía preguntar porque nadie me quería contestar…ni siquiera las podía formular. Toda mi vida he estado corriendo, corriendo de la muerte, no de algo peor que la muerte”.
Las implicaciones para la evangelización son obvias. Ya que su misma existencia está en cuestión, los sobrevivientes del aborto no se permiten madurar. Existen múltiples barreras para confiar en Dios y en la Iglesia. Privados psicológicamente de su propio valor intrínsico, encuentran difícil reconocer eso de otros. Ellos tienen temor de un Dios personal y amoroso. Y temen tanto como desean relaciones personales. Por lo que son escépticos de la misma existencia del amor.
Los predicadores del Evangelio necesitan entender a los sobrevivientes del aborto. Ellos deben apreciar la necesidad de re-humanizar a los individuos heridos por el aborto, y ayudar a tales personas a recapturar su individualidad y su valor. La proclamación de Cristo crucificado, quien fue un sobreviviente del furor de Herodes, es el enfoque esencial para los sobrevivientes del aborto. Su relación con el Hijo de Dios sanará sus heridas, y por último les permitirá decir, “Yo tengo el derecho de ser. Yo no tengo que luchar por mi existencia. Soy bienvenido como soy”.