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Tiempos como estos

T. M. Moore es miembro del Wilberforce Forum. Sirve como Pastor de los ministerios de enseñanza y Director del centro para estudios cristianos en la Iglesia presbiteriana Cedar Springs en Knoxville, Tennessee.

C. S. Lewis escribió, “La correcta defensa contra los falsos sentimientos es el inculcar justos sentimientos”.1 Ciertamente, los falsos sentimientos concernientes a la Iglesia, su mensaje, y su rol abundan; la sociedad está desesperadamente perdida y confundida, demasiado lista para marginar y malinterpretar al pueblo de Dios. Si los sentimientos justos van a tomar su lugar apropiado en la cultura, la Iglesia debe avanzar en por lo menos tres sectores.

Predicación y enseñanza

Típicamente, los pastores evangélicos se detraen de asuntos públicos controversiales en el púlpito, y esto debido a por lo menos dos razones. Primero, ellos respetan los arreglos consensuales, fortificados por restricciones del Servicio de Rentas Internas, de que las iglesias no deben tomar posiciones en asuntos políticos. No es alentador pensar que los pastores evitarían proclamar la Palabra de verdad sobre asuntos de importancia de política contemporánea simplemente porque temen la pérdida del estatus de su iglesia de una exoneración de impuestos. Si este punto de vista se hubiese dado durante la Revolución Norteamericana y los pastores se hubiesen mantenido callados sobre el más grande asunto del día, el resultado de la lucha pudo haber sido diferente. Mientras que tal vez no es sabio que los pastores tornen sus púlpitos en tribunas de campaña, todavía, debemos esperar que ellos iluminen a sus congregaciones sobre los delicados puntos de preocupación social, moral y cultural sobre los cuales los políticos apuestan sus posiciones.

Pero esto vuelve nuestro enfoque a otra razón por la cual los pastores tienden a no hablar acerca de tales asuntos desde el púlpito: ellos simplemente no han evaluado los grandes asuntos del día a la luz de la Palabra de Dios y por ello no están preparados a declarar “Así dice el Señor” con ningún grado de certidumbre. Aquí, parecería, que se encuentra un llamado a un estudio más serio y una reflexión más considerada sobre todo el consejo de Dios. Las Escrituras son suficientes para equipar a los santos de Dios para toda obra buena (2 Tim. 3:16-17). Y con certeza a la ciudadanía, para llevar a cabo en el contexto de nuestros llamados del Reino, lo cual es una buena obra para el pueblo de Dios que debe estar equipado.

Discipulado enfocado

Los pastores necesitan tomar unos acercamientos más enfocados para discipular aquellos que lideran las iglesias. Un discípulo es aquel que es instruido en todo lo que Cristo nos ha mandado (Mt. 28:20), para que pueda enseñar estas verdades a hombres fieles, que podrán enseñar a otros también (2 Tim. 2:2). Los discípulos no solo aparecen; deben ser creados intencionalmente, a través de la oración y la enseñanza, tiempos juntos dando cuentas y servicio activo en el ministerio. Este es parte del llamado pastoral que a menudo va sin ser cumplido en la presión de obligaciones diarias. Los pastores se quejan que no tienen suficientes líderes para satisfacer las demandas de la congregación y la comunidad. Si en realidad, este es el caso, entonces la responsabilidad está con aquellos que no han dado un paso adelante para servir, sino con aquellos que son llamados a buscar, llamar, equipar y enviarlos al trabajo de conducir a la Iglesia en tiempos como estos.

Programación oportuna

Los pastores parecen siempre estar en busca del próximo gran programa que va a ayudarles a llevar a sus iglesias hacia la madurez. La mayoría de estos programas resultan ser solo paja que el viento se lleva: los santos se emocionan por algo, van en bandada hacia ello en grandes números por algún tiempo, luego se escurren hacia otras cosas cuando su interés ha decrecido. Pero las congregaciones pueden crear programas que demuestran la santidad, el poder, el testimonio y la unidad del pueblo de Dios. Y al juntarse con otras Iglesias en sus comunidades, ellos pueden demostrar el amor de Dios, el poder de Su comunión y la fuerza del servicio y el testimonio Cristiano. Estas iniciativas podrían incluir un mayor alcance del servicio diaconal hacia los necesitados; nuevos foros para el diálogo con vecinos sobre asuntos de crianza, moralidad, educación y otras preocupaciones públicas; esfuerzos evangelísticos conjuntos; y servicios comunes de oración y adoración.

¿Quién sabe?

Mordaceo desafió a Ester a que de un pie hacia delante en un tiempo crucial en la historia de Israel al pedirle que, “¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino (Ester 4:14)?” Podríamos hacer la misma pregunta a los pastores de hoy: Dados la oportunidad de clarificar y avanzar la fe Cristiana en tiempos cuando los ojos de América están escudriñando las iglesias como nunca antes, ¿quién sabe si Dios no nos ha traído a nuestras iglesias para afrontar los falsos sentimientos circulando en nuestros días, a través de la predicación y la enseñanza, del discipulado enfocado y la programación cooperativa local? Que oportunidad tan maravillosa tenemos para ejemplificar e inculcar sentimientos justos concernientes a la fe de Cristo.

Notas al pie:
1

C. S. Lewis, The Abolition of Man: Reflections on Education with Special Reference to the Teaching of English in the Upper Forms of Schools [La abolición del hombre: Reflexiones sobre la educación con referencia especial a la enseñanza del Inglés en las escuelas superiores] (New York: Macmillan Company, 1947), 9.