Una fe firme—Hudson Taylor (1832 – 1905)
La propagación del evangelio en la China del siglo dieciocho se debe en gran parte a un hombre: Hudson Taylor. Como el fundador de China Inland Mission (CIM) (Misión del interior de la China) en 1865 y un gran impulsor de misioneros, Taylor abrió el camino para el evangelio dejando 125.000 chinos cristianos al momento de su muerte. Hombres como C. T. Studd respondieron a su llamado. A pesar de muchas tentaciones por confiar en las estrategias y soluciones humanas, Taylor permaneció firme como un hombre de dependencia y confianza diaria en Dios para dar el aliento de vida a sus aventuras misioneras A diferencia de muchos de su tiempo, no tomó a la fe como algo misterioso, la fe para él era simplemente descansar en un Dios confiable.
¿Qué es la fe? ¿No es simplemente el reconocimiento de la fiabilidad o la confianza de aquellos con quienes debemos de relacionarnos? ¿Por qué aceptamos con confianza un bono del gobierno? Porque creemos en la fiabilidad del gobierno. Los hombres no dudan en poner su fe en las garantías del gobierno, porque creen en la garantía que otorga el gobierno. ¿Por qué, sin dudar, ponemos en circulación monedas en vez de hacer como lo hacen en China que antes de negociar cualquier transacción monetaria juntan como garantía un bulto de plata pesada y de pureza escudriñada? Porque el gobierno emite las monedas que usamos, lo cual hacemos con confianza y sin dificultad. ¿Por qué tomamos un mapa de la red de autobuses de la ciudad para prepararnos para un viaje en particular?... Porque tenemos confianza en la publicación oficial. Como experiencia general, nunca nos hemos arrepentido de hacerlo.
Ahora bien, de la misma manera en que usamos el mapa de la red de autobuses debemos usar nuestras Biblias. Debiéramos depender en la palabra de Dios así como dependemos en las palabras de los hombres, solamente recordando que cuando el hombre no es capaz de cumplir con todas sus promesas, Dios siempre llevará a cabo lo que ha dicho. . .1
[La obra] es o de Él o para Él y para Su Gloria, o hubiera sido mejor que acabase en la nada. . . no podría haberse sostenido ni por tres meses a no ser por el gran pilar: La fidelidad de Dios, la ayuda divina, el poder de Dios. No contamos con ninguna otra cosa sobre lo cual depender, así como no contamos con otro a quien servir. . . La fe se ha cazado muchas veces, pero Dios ha hecho que estas pruebas de fe se convirtieran en verdaderas bendiciones de tal manera que han llegado a ser los principales medios de gracia para mi alma, como asimismo las principales ayudas a mi tarea.2
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Hudson Taylor, Hudson Taylor’s Legacy: A Series of Meditations (El legado de Hudson Taylor: una serie de meditaciones), ed. Marshall Broomhall (Philadelphia: The China Inland Mission, 1931), 123. |
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Ibíd., 90. |